lunes, 17 de noviembre de 2008

La plaza de medianoche

Ya es medianoche de sábado en Plaza Ñuñoa. Para ser exactos, la primera hora de domingo. Corría viento, inexplicablemente los locales tenían un aspecto más bien a término de juerga que el comienzo de una noche de fin de semana, por que la mayoría estaban vacíos, lo que contrastaba con la falta de estacionamientos del lugar, ya que la plaza, tanto su lado norte como sur, estaba totalmente rodeada de autos, al parecer, todos vinieron en el propio con serias intenciones de partir pronto, el sector solo ofreció un ambiente de “previa”.
“La Batuta” es el único local que tiene fila para entrar esta noche. La pileta, que con sus juegos de agua es el único actor en movimiento que llama la atención, la cual acompaña a una solitaria pareja que capean en frío nocturno bajo el alero de las escaleras de la municipalidad.
Dos patrullas como punto fijo y cerca de diez carabineros rondan por la plaza. Quizás a esto se debe la escasez de público que poseen los locales a esta hora, claramente no se arriesgarán a salir con un par de tragos en el cuerpo, por lo que preferirán barrios menos resguardados para evitarse problemas con la ley. En una de sus vueltas, tres mujeres, casi niñas, fueron víctimas del “orden público”. Estaban sobre uno de los bancos de la plaza, bailando, perreando, riendo. Un celular que estalla al ritmo del reggueton de moda llama la atención de los carabineros. Se acercan a las niñas, no se logra escuchar de qué hablan. Después de un par de señas y asentir con la cabeza se sientan, tranquilas, calladas. La noche se torna más tranquila y fría de lo que ya era.